El archivo nómada de García-Alix

 

Javier Furia en 1978. Alberto García-Alix

Publicado en El Asombrario y publico.es, 23/05/2023

Estoy segura de haber visto a mi madre, en alguna foto del álbum familiar, con las mismas gafas redondas y grandes que lleva la mujer de esta instantánea de Alberto García-Alix de 1977. En ella, una joven con una especie de hábito blanco toca un diminuto piano sentada en los escalones de mármol de un portal, acompañada de otra joven con violín y una mujer –o más bien la media mujer que corta el encuadre- soplando una flauta. Detrás de ellas, al otro lado de la puerta acristalada, dos hombres y la mujer de las gafas modernas observan a la pianista en la que, como en un cuadro renacentista, convergen exactamente las líneas de la composición. Es una escena inquietante, casi felliniana; esa muchacha mística del pianito parece un elemento de otro tiempo, y ese cristal tras el que observan los tres personajes está separando dos mundos: el que late en la mirada del fotógrafo y el de la realidad de aquella España de los 70 en la que viven los dos hombres y la mujer. Sus gafas estaban de moda entonces con los pantalones de campana o las corbatas anchas, quizá ya olía a primavera y tras tantos años oscuros estaban a punto de celebrarse las primeras elecciones.

La imagen forma parte del recorrido inédito por las primeras obras de Alberto García-Alix que publica la editorial Cabeza de Chorlito bajo el título de Archivo Nómada, y que en este volumen I abarca la etapa inicial del fotógrafo comprendida entre los años 1975 y 1981 hasta su exposición individual en la galería Buades, desde donde despegó su trayectoria. Este primer tomo recopila más de dos mil fotografías en las que el autor se estrena tras la cámara registrando su vida y observando esas calles donde se iban palpando los cambios sociales, culturales y políticos que nos trajo la Transición.    

“Archivo Nómada es el fruto de dos años de trabajo”, me cuenta Frédérique Bargenter, la editora de Cabeza de Chorlito, que ha buceado entre el enorme volumen de material inédito entendiéndolo como un archivo vivo y en movimiento. “En el recorrido de más de 700 páginas y 2.154 fotografías, podemos palpar el latido de un momento convulso en la historia de España, y también percibir cómo el ojo fotográfico de Alberto se va formando y evolucionando.”

Entre las páginas del libro, atravesando los años de aprendizaje, está la instantánea de ese señor con abrigo y sombrero que baja la calle, están los edificios en los terraplenes de una ciudad que se transforma, o las mujeres que van del brazo con sus moños y monederos apretados pasando ante el cartel del teatro donde la actriz María José Nieto, que representa Las Leandras, lleva un sugerente peto sin camiseta. Están las fotos del primer mitin de la CNT tras décadas de sótanos y asambleas, con todos esos jerséis y chaquetas de pana, y las de la manifestación por los derechos de los gays y transexuales con todos esos rostros abducidos por la ilusión de otro futuro diferente.


Alberto García-Alix

Y aquí está el joven García-Alix haciéndose un selfi en el espejo de la estación de Tribunal junto a la boca del túnel, y también en uno de sus primeros autorretratos de 1975 con apenas 20 años, mirando fieramente a su objetivo -el de la cámara y el de la vida- con la avidez de quien acaba de llegar con sed a una fiesta. “En aquel tiempo”, dice el fotógrafo, “yo era un joven inexperto en todo que se abría al mundo, y además poseía una cámara de fotos. Ese mundo que me rodeaba era el que yo había buscado. Había dejado de vivir con mis padres y la vida se me ofrecía como una gran aventura.”

Las chupas, los tupés y las jeringuillas, las afiladas puntas de las botas y la música. El amor, los amigos, el amor con los amigos. El punk. Bowie y Lou Reed, Alaska, Kaka de Luxe, Ramoncín, Ceesepe, Luis Baylón. Teresa. Los colchones y los cigarros y las cucharillas quemadas. Las gomas en los brazos, sobre los tatuajes, estrangulando las venas de tantas vidas. “Estas fotos, hasta el 81, son justamente la pre-movida, y todas poseen el significado de mi experiencia”, dice García Alix. “Pero me emocionan especialmente las de los compañeros de aquellos años que desaparecieron. A estos tiempos los llamé siempre el Underground. Aquí germinó lo que después vino a llamarse la Movida, que para mí fue un período de agitación y de modernidad cuyas consecuencias aún son visibles.


Kaka de Luxe en 1978. Alberto García-Alix 

El proyecto del Archivo Nómada no es solo un recorrido por los años de formación del fotógrafo, es una autobiografía secuenciada por las vibrantes escenas de una época alegre y convulsa que dejó tras de sí una iconografía –a veces tristemente- mítica. “El volumen del material con el que trabajé”, dice la editora Frédérique Bargenter, “fue a la par fascinante y abrumador. Bucear entre las fotografías, y al fin y al cabo en la intimidad de un archivo, es una experiencia única. Pocos fotógrafos brindan esta oportunidad. Alberto García-Alix ha sido de una gran generosidad al permitirme hacerlo y mostrar al público sus primeras instantáneas.”

El segundo tomo de la colección abarcará el periodo desde 1982 hasta 1986, cuando Alberto García-Alix comienza a abrirse paso como fotógrafo a partir de sus primeras exposiciones individuales en la galería Buades y después en la Moriarty. Son los vertiginosos años de la movida, marcando a fuego un aprendizaje vital y la trascendencia de una obra que no ha dejado de evolucionar desde entonces. “Yo fui autodidacta,” dice el artista, “pero luego la mirada se educa y cambia. Hoy lógicamente mi mirada es otra, el tiempo le ha aportado nuevas expresividades y se alimenta más de una metafísica visual que de la realidad que me rodea.”


AlbertoGarcía-Alix. Archivo Nómada

Vol I. 1975-1981

Editorial Cabeza de Chorlito

 

 

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