El archivo nómada de García-Alix
Javier Furia en 1978. Alberto García-Alix Publicado en El Asombrario y publico.es , 23/05/2023 Estoy segura de haber visto a mi madre, en alguna foto del álbum familiar, con las mismas gafas redondas y grandes que lleva la mujer de esta instantánea de Alberto García-Alix de 1977. En ella, una joven con una especie de hábito blanco toca un diminuto piano sentada en los escalones de mármol de un portal, acompañada de otra joven con violín y una mujer –o más bien la media mujer que corta el encuadre- soplando una flauta. Detrás de ellas, al otro lado de la puerta acristalada, dos hombres y la mujer de las gafas modernas observan a la pianista en la que, como en un cuadro renacentista, convergen exactamente las líneas de la composición. Es una escena inquietante, casi felliniana ; esa muchacha mística del pianito parece un elemento de otro tiempo, y ese cristal tras el que observan los tres personajes está separando dos mundos: el que late en la mirada del fotógrafo y el de la realidad