Casas de películas y libros
Villa Arpel, en la película Mi tío (1958), de Jacques Tati Publicado en El Asombrario y publico.es, 22/09/2024 Ya hemos vuelto. Ya casi lejanos, los días de agosto parecían transcurrir un poco fuera del tiempo, un poco desubicados, difuminados por el calor. Casi irreales. Tras tantas fotos de cielos y playas azules, lugares exóticos y lugarcitos rurales, vistas panorámicas de ciudades o montañas, copas de vino o delicias gastronómicas; tras todas esas imágenes de otros lugares tan envidiables para los que apenas pudieron marcharse, al llegar septiembre lo que se comparte en redes son los rincones del escenario al que se vuelve, donde transcurren tantas horas de nuestra historia cotidiana: el de la propia casa. La casa, espacio acotado, cobijo, refugio, epítome de la protección y la seguridad. Fuera de ella, la inmensidad, lo inabarcable, la promesa de algo eterno e ilimitado que se abre ante nosotros cuando salimos. Insignia del abrazo que nos acoge cuand