Las voces de una lengua
José Sacristán leyendo a Delibes en el Salón de la Lengua |
Publicado en El Asombrario y publico.es, 07/02/2023
A veces, vibrando en algunas voces,
la palabra se vuelve transparente. Transparente, dice el diccionario, significa
que deja ver lo que hay al otro lado: aquello que se pronuncia. Bajo la bóveda
del Salón de la Lengua, en el monasterio de Yuso, sonaban así en
la voz de José Sacristán las diáfanas palabras de las Viejas
historias de Castilla la Vieja con las que Delibes va desgranando
la memoria de Isidoro, desde que se marcha del pueblo para ir a la ciudad hasta
que regresa más de cuarenta años después. Y a ratos era como si la voz del
actor fuese la nostalgia misma de Isidoro, que dejaba ver, al otro lado de las
palabras, el camino y los rastrojos amarillos en el llano, los almendros y el
chopo del Elicio, y el pueblo con “la torre de la iglesia en medio y las
casitas de adobe, como polluelos, en derredor.” Cuando Sacristán tomaba
aire entre un relato y otro y colocaba papeles, la violonchelista Aurora
Martínez ceñía su instrumento y manaba de él la música como un arroyo grave
desde el paisaje castellano y seco de Delibes hasta la sala. Los asistentes,
rodeados por los escudos de los países hispanoamericanos colgados en la piedra
de los muros, nos estremecíamos un poco en los butacones de madera cuando
Isidoro, que había renegado de sus orígenes al llegar a la ciudad, decía por
boca de Sacristán: “Empecé a comprender que ser de pueblo en Castilla
era una cosa importante.”
Había caído la noche y hacía frío fuera, pero la biblioteca de Nájera se templó en cuanto la poeta y actriz Alejandra Martínez de Miguel, subcampeona del Poetry Slam Nacional en 2018 y finalista en la copa del mundo en 2019, empezó a recitar Cállate y déjanos bailar, donde desmenuza los tópicos que asedian a las mujeres en tantas canciones de nuestro tiempo. La acompañaba en el escenario la cantautora y musicóloga riojana Titxu Vélez con su guitarra, que cantó al amor, a la pérdida y a la lucha por vivir con palabras de ahora. Parecía fluir una corriente fresca desde las letras y la música de Alejandra y Titxu y sin embargo llenaron de calor la sala. Entre el público algunos hombres parecían perplejos pero las mujeres sonreían y asentían como si fuesen cómplices de algo, llevando el ritmo con la cabeza y dando palmas.
El sábado el actor Pepe Viyuela, acompañado por la cantante y arpista Sara Águeda y el dramaturgo y guionista Bernardo Sánchez, narró los Milagros de Nuestra Señora de Gonzalo de Berceo en la Casa Consistorial de la localidad del mismo nombre donde nació el poeta en 1196, y esta actuación se repitió al día siguiente en el hermoso marco del Monasterio de Santa María la Real en Nájera. Y pareció que hasta allí llegaba el olor del romero o el frescor de los árboles que embelesa al monje borrachín de uno de los relatos de Berceo, cuando llega el diablo que le robará la sombra y el alma: “me convertí de mí mismo en mi peor enemigo”, decía con desgarro el monje por voz de Viyuela; y entonces la Virgen, desde lo alto de la silla donde se subió el actor, le increpaba con la graciosa condescendencia con la que una madre reprende la travesura de su hijo. Así, disfrutando la pericia de Berceo para humanizar a sus personajes con artes juglarescas, maravillosamente servidas por Viyuela, el público reía con los avatares del pobre monje y aplaudía sus moralejas como debieron hacerlo sus oyentes allá por el siglo XIII.
También el grupo Artefactum, referente de la música antigua en España, llenó de música medieval la basílica de Nuestra Señora de Arcos en Tricio con un emotivo concierto teatralizado, basado en las Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio. Jugando con el tiempo, entre pieza y pieza, el rey poeta se paseó por nuestro siglo lamentando que después de todo lo que había hecho por Sevilla, “una de mis ciudades favoritas”, decía, “no han puesto allí mi nombre ni a una sola plaza.”
Ignacio García, que ha dirigido durante los últimos cinco años el Festival de Teatro Clásico de Almagro y se hace cargo ahora del proyecto de Voces de la Lengua, insistió en la presentación de este ambicioso plan en que no es un festival sino un ‘centro de creación permanente en torno a la palabra’ que se desarrollará a través de acciones singulares y que integrará a todos los países hispanohablantes, con especial atención al uso del idioma en las nuevas tecnologías. Entre los primeros objetivos del proyecto se destacó la implicación de la fundación ONCE para la integración de artistas y actores con discapacidad en diferentes ámbitos de actuación. O el desarrollo de un atlas de voces hispánicas con el apoyo y colaboración del Instituto Cervantes. O la creación de bibliotecas ambulantes y programas de lectura para personas en dificultades con lectores voluntarios, siguiendo el modelo que Juan Sobrino, bibliotecario y experto en promoción de la lectura que participa en el proyecto, ya ha puesto en marcha con éxito en otros lugares. Este mes de febrero, coincidiendo con el carnaval, se presentará una antología de textos sobre el vino y en marzo están previstos diversos espectáculos basados en textos de escritoras que celebrarán el día de la mujer.
En la presentación de Voces de la Lengua, que se llevó a cabo en las bodegas David Moreno de Badarán con la presencia de la presidenta de La Rioja Concha Andreu, todo el mundo desbordaba entusiasmo; “tenemos ideas para desarrollarlo y medios, y esa es la noticia formidable”, dijo allí su director, que para destacar el carácter plural y participativo del mismo se remitió a una cita de Manuel Azaña cuando apelaron a su sabiduría y para negarla dijo: “entre todos sabemos todo”. Después, el dramaturgo remarcó la extraordinaria ocasión que se brindaba para empezar a pensar en el presente y soñar el futuro de una lengua que hablan 600 millones de personas y cuyas primeras palabras, recordó, se escribieron en los márgenes de un códice.
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